"Lluvia de ideas" es un blog personal que pretende dar rienda suelta a cualquier manisfestación literaria, periodística o incoherente que pueda emanar desde mi imaginación.Quienes quieran aportar con algún escrito, serán bienvenidos.

Friday, November 25, 2005

EN BUSCA Y CONCRESIÓN DE UN ANHELO

Hoy no tengo un tema específico que contar. Las ganas de escribir y el estado de tranquilidad del cual gozo, son las únicas pero suficientes razones que me inspiran a hacerlo.
En este último tiempo, he vivido momentos muy complejos y sumamente delicados. Detallarlos no sería correcto, por un asunto de respeto a terceros. Algunos y contados amigos saben a lo que me refiero y otros, simplemente, lo desconocen.
Después del zafarrancho vivido - el cual no se lo deseo a nadie- ha llegado la tal ansiada calma.
Fueron situaciones difíciles que conllevaron decisiones aún más complicadas. Hubo sacrificios y sacrificados, pero no había más opción. En juego estaba un anhelo intransable. Si había que comprometer un sentimiento tan puro y noble por dicha razón, valió la pena.
No me arrepiento de lo hecho y decidido y no daré un paso atrás. Ese sueño debe pertenecerme. No puedo pedirlo prestado ni tenerlo por un tiempo. Sólo tiene que ser mio......
Si todavía no comprenden lo que quiero decir, no importa. Sólo quería desahogarme y plasmar un momento de paz....

Monday, November 14, 2005

ENTRE EL DOLOR Y LA ESPERANZA

Mis ojos derraman sangre tras una larga jornada marcada por el incesante ajetreo. Todo huele a desesperación y cansancio. Aquella voz, aquel susurro espectral, pide a gritos ser liberado de las cadenas de la soledad.
Amarillos están mis ojos de tanto sufrir, y ansiosos de encontrar la claridad en otra mirada, mirada que pueda devolverles su color original y aquella pasión perdida, tan inherente en su forma de amar.
Mi alma desesperada busca saciar esa sed de amor, hallar aquella hermosa fuente, y recuperar esa flor olvidada que pueda entregarle el néctar de la felicidad.
Ansío recuperar el calor de otros brazos y la suavidad de otros labios, que estén dispuestos a recibir aquel placer extraño que estremece cada fibra nerviosa, y convertir a nuestros cuerpos en mudos testigos de la magia que significa estar enamorados.
Aquel manto invisible de lazos, detalles sutiles y hechos cotidianos, que conectó nuestras vidas, se encuentra lejana.
Los lugares descubiertos en conjunto ya forman parte del pasado. Mi mente inquieta se resiste a dejar esa historia verdadera, irrepetible y única, que nacerá y morirá en mi corazón. Dentro de mí hay un vacío desconcertante, pues perdí aquel mundo e idioma construidos. Sin embargo, tengo la esperanza de conquistar esos ojos, que disfrazados de hostilidad, no dejan fluir la inocencia, ingenuidad y alegría de las cuales son dueños. Una inexplicable y a veces rara vergüenza los corroe, mas mi lucha debe estar centrada en sacar esa timidez y devolverles la felicidad que tanto necesitan.

Thursday, November 10, 2005

UNA ESPECIE DE PRESENTACIÓN

Tener la instancia de expresar, plasmar cualquier idea, pensamiento o trabajo elaborado bajo un prisma periodístico, me pareció sumamente interesante y provocó que mis neuronas comenzasen a trabajar más de la cuenta.
Y no es que ellas no lo hiciesen; sin embargo, para quienes piensan que escribir bien no representa ninguna dificultad, se equivocan, pues también tiene algo de arte, que con tiempo, esfuerzo y dedicación, puede lograrse.
Además, si unimos a estas virtudes la disciplina, indudablemente podemos decir que todos estos factores juegan un papel importantísimo al momento de crear cualquier artículo.
Pero como lo del blog está de moda – y alejándome de todo cuestionamiento interno -- pensé ¿por qué no arriesgarme a liberar mi mente de las amarras de la formalidad y descubrir si tengo aquel mentado “bagaje lexicológico”?.
Y no es que exagere, pero creo que tener ese bagaje, tarde o temprano, termina por marcar diferencias cuando se ingresa al competitivo mundo laboral, y más si tu campo tiene relación con las letras.
Pero no me atemorizo, porque además de ser un desafío para mi creatividad, este espacio virtual servirá para desahogarme e intentar soltar la pluma, tal como lo dice cierto académico y fogueado hombre de las comunicaciones de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica del Norte.

Freddy Bastías Gómez
PERIODISTA

Sunday, November 06, 2005

AQUELLOS TIEMPOS DE PENDEJO

  • Enternecedores y revitalizantes son aquellos momentos en que corríamos despavorido con la espalda sudada, detrás de un balón de fútbol a medio desinflar, pegando patadas a mansalva y dando de balonazos contra las rejas de las casas hasta colmar la paciencia de ese vecino amargado, que no tenía más que sacarnos la madre cuantas veces fuese necesario.

¡Cachipúuuuuuun! Qué tiempos esos. Paco ladrón, Santiago…Santiago, caballito de bronce, sin cortar el hilo, las escondidas y la infaltable “pichanga” de barrio, son algunos de los tantos juegos de antaño que nos evocan tiempos en que las responsabilidades brillaban por su ausencia y en las que sólo nos dedicábamos a corretear, darnos de piquitos con la niña más linda de la población y amasarnos la cara a golpes con los congéneres de la misma edad.
Sí. Era esa misma etapa donde sólo debíamos preocuparnos de ir a la escuela cada mañana con la cara del porte de un metro, los ojos hinchados como sapo y con la suficiente paciencia para soportar a los nunca bien ponderados “mateos” – hoy también llamados “ñoños” y “lelos”– y a los aburridos profes, que gozosos disfrutaban de ese necesario suplicio llamado colegio.
Además, quién no se acuerda de las innumerables visitas a los circos nacionales y extranjeros, de aquellos espectáculos pretéritos que llegaban promocionando números tales como los fieros leones amaestrados, los arriesgados trapecistas, los infaltables payasos y más de alguna sorpresa guardada bajo esa carpa multicolor con olor a palomitas de maíz y manzana confitada.
Pero ahora la situación es distinta. Los niños de aquel entonces, hoy transformados en adultos, han tenido que observar otro tipo de espectáculos igualmente circenses en áreas tan distintas como la política y el espectáculo, que por cosas que no se entienden, han permanecido ligadas en el último tiempo como uña y mugre.
Pese a esto, no debemos desviarnos del simple motivo que nos convoca: recordar someramente esa cada vez más lejana época de infante, ya que lo demás es obra de la vida que actualmente vivimos, de esa cotidianidad repleta de fenómenos sociales y mediáticos posmodernistas – o modernistas tardíos -, como han asegurado algunos teóricos, tales como el consumismo, el rating, la farándula, los acuerdos comerciales y los reality “granja” shows, sólo por mencionar algunos.
Sin embargo, y volviendo nuevamente a los tiempos de niñez, me teletransporto oníricamente, conectado en cuerpo y alma, a esas correrías de pendejo, las mismas donde uno no tenía más remedio que comer su quequito con roscas y canapé de huevo, tomar Coca Cola, Pepsi o de la ya desaparecida Free y danzar al mítico e inolvidable ritmo ochentero de los Prisioneros, Enanitos Verdes y Soda Stereo, por decir lo menos.
También recuerdo en alguna oportunidad haberme trenzado a golpes con algún insoportable y pequeño vecino. En aquellos instantes bastó solamente una burla o una salida de madre para provocar la ira del otro. Revolcones, manotazos y mordiscos por doquier eran la tónicos de dichos precoces encuentros boxeriles, que siempre finalizaban con el llanto inconsolable por haber perdido en tan inocente gresca y un bien merecido reto de los padres.
Y como no rememorar aquellos momentos en que corríamos despavoridos detrás de un balón de fútbol a medio desinflar, pegando patadas como loco y dando de balonazos contra las rejas de la casas, hasta colmar la paciencia de ese vecino amargado – que en mi caso se llama Jaime- que no sabía más que sacarnos la madre cuantas veces fuese necesario.
No obstante, lo que lamento es traer a la memoria la infantil esperanza de vivir una vida sin complicaciones, en donde simplemente debíamos visualizar ese mundo soñado y esperar que todo nos llegara por obra del Espíritu Santo. Los años me dijeron lo contrario y me pegaron la gran bofetada, pues con ellos aparecieron los cambios hormonales, pelitos por aquí y por acá y un “combo” extra: las primeras responsabilidades y por ahí un pequeño pituto, en miras de un prospecto de independencia y adultez que no estaban lejanos. La vida ya no era tan fácil como se pensaba.
Por ello, todo comenzó a adquirir un matiz distinto. La obligaciones aparecieron sutil e irremediablemente por todas partes, la figura paternal empezaba a brillar por su ausencia y amarradas a mi mano, se volvieron como un espejo, que se tragó las penas, los anhelos antiguos y sin más tregua que los ojos cerrados, se metieron entre pecho y cabeza, no queriendo aceptar la inminente realidad.
Pues ya no éramos los mismos pequeños de antaño. Ante nosotros surgieron nuevas circunstancias y un contexto talmente distinto que se clavaba en lo más profundo de nuestras espaldas, desgarrándonos a carcajadas las ganas de vivir y en la que la lucha constante se abría paso para ganar el sitial que hasta de hoy puede ostentar.
En fin, serán otros los tonos, otras las vivencias y otras las caras. Lo único que debemos mantener intacto hasta el inevitable día en que tengamos que partir hacia dimensiones espirituales será el recuerdo de aquellos tiempos de pendejo, de esos que no se olvidan fácilmente y que debemos atesorar como la más frágil caja de pandora.