RELATOS DESCLASIFICADOS Y FOMEQUES (es lo que hay)...

Por aquellos días de enero de 2006:
Me encuentro a bordo del bus que me llevará a conocer uno de los puertos más hermosos e históricos del país: Valparaíso. Son las nueve de la noche del dos de enero, y el calor que hay al interior del bus es para no deseárselo a nadie. Pero como hace tiempo que no viajo, la poca costumbre de hacerlo, la ansiedad por llegar y los mismos nervios, al parecer me están pasando la cuenta. En todo caso, es soportable si pienso que lo único que quería era desvincularme, desconectarme por unos días de Antofagasta. Necesitaba escaparme tras permanecer por varios meses preocupado y aproblemado por situaciones puntuales que prefiriría no detallar, ya que para los fines de este pequeño relato son innecesarios.
Si Dios lo permite, estaré por lo menos una semana paseando por los lares porteños. Y si más adelante vuelvo a viajar, saben, lo haré por avión, pues no me importa juntar unos pesos más y así evitar pasar horas dentro de un "saunamóvil". Ufff, qué calor hace, se los prometo y quiero ser reiterativo en ello. Para colmo, además, estoy sufriendo de retortijones, me siento hinchado y con unas ganas inmensas de "pedarme"( que siútica la palabra). Esto me pasa por borrachín, nervioso y por unas galletas con chips de chocolate que comí hace poco. Menos mal que no me serví la cena que proporciona el bus, porque si lo hubiese hecho, no estaría escribiéndoles ahora y si liberando a "willy". Chau